Me gusta mucho el cine francés. La sencillez de sus historias, tan personales como intensas, me resultan agradables y sinceras. Sin necesidad de artificios ni grandes alardes (aunque el nuevo cine noir que producen es espectacular como género de acción e intriga) son capaces de construir relatos creibles que te han sentir. En este caso sonrisas y ternura en la típica historia de superación de un joven de clase baja y barrio multicultural. ¿Típica? Si, pero ser un argumento manido no deja de agradar cuando está bien hecho y no pretende más que lo que enseña.

Está protagonizada por el rapero MB14 (Mohamed Belkhir) junto a Michèle Laroque, rostro conocido a este lado de los Pirineos gracías a sus trabajos en Belle y Sebastian o Una mujer brillante y un elenco de jóvenes actores a los que se suma un cameo delicioso del tenor Roberto Alagna.

¿Qué nos cuenta? La historia de un repartidor de sushi, Antoine, joven rapero de los suburbios de París que conoce a una eminente profesora de la Ópera de París  que lo introduce en el mundo de la ópera y le ofrece ser alumno suyo, con los conflictos que eso le genera entre sus dos mundos: el de las barriadas marginales y el de la elitista clase alta parisina.

Repito que me gusta el cine francés y este tipo de cine francés en particular. Por eso no soy imparcial, pero es que no pretendo serlo. Solo les recomiendo que la disfruten y descubran, si es que no lo han hecho ya, que lo sencillo no es sinónimo de simple sino en el mundo del cine lo suele ser de bonito y real. Como la vida misma aunque sea contando historias lamentablemente de cuento y fantasía, pero… ¿qué tienen de malo los cuentos y la fantasía?

Óscar C.