Me llamo Óscar Cerezal y ejerzo de editor de La Mirada Disidente. Asentado en la zona norte de Madrid, txuri-urdin confeso y padre orgulloso –confuso y dedicado– que pago mis letras gracias a mi sueldo como empleado público. Diseñador gráfico y gestor de servicios he sido muchos (muchísimos) años alcalde y posteriormente diputado, actividades a las que voluntariamente renuncié cerrando esa etapa con la voluntad de recuperar, además de vida, la máxima coherencia posible entre lo que piensas y lo que te dejan hacer.

Apasionado y estudioso de la política, la historia y periodista vocacional, ocupo también mi tiempo colaborando en diversos proyectos mediáticos y culturales (La Iberia, Voz Populi, El Papel de El Jacobino, Posmodernia…) porque cada día estoy más convencido de que hay que dar una militante batalla cultural, en mi caso defendiendo posiciones desde una transversalidad/centralidad sociopolítica que abra una vía hacia la necesaria (re)construcción de un nuevo modelo de vida y país basado en la justicia social, la soberanía popular y nacional, el humanismo cristiano, el conservacionismo medioambiental, la defensa de las familias, la convivencia cívica  y un orgullo crítico de lo que somos y hemos sido.

Todos estos valores, se resumen bien en la frase que encabeza esta página: «por un conservadurismo del bien común«, desarrollada por Patrick J. Deneen autor, entre otros textos de «¿Por qué ha fracasado el liberalismo» y el reciente «Cambio de régimen: hacia un futuro posliberal«.

»¿Por qué La Mirada Disidente?

La Mirada Disidente es un modesto y voluntarista webzine transversal de ideas, acciones y culturas, que quiere servir como plataforma de difusión de textos, videos, imágenes y promoción de libros, revistas, series… con material propio y/o ajeno con una sola intención: defender y poner en valor la libertad de opinión y el pensamiento crítico.

La idea es generar un contenedor de contenidos plural y transversal pero eso no significa equidistante. Un contenedor que se nutre de textos propios del editor o de otros colaboradores y recopilando también de producción externa sacados de webs y revistas nacionales e internacionales. Las opiniones expresadas en cada uno de los textos que aquí se difunden son responsabilidad del autor o autores y no significa que el editor de La Mirada Disidente ni los colaboradores habituales compartan o suscriban lo escrito. Simplemente que creemos que merece la pena difundirlo.

Detrás de La Mirada Disidente existen las ganas de contribuir a una alternativa frente lo políticamente correcto y al pensamiento gaseoso que nos llega de manera masiva por los medios convencionales y algunos de los autodenominados «antisistema». Creo que una mirada disidente amplia es una buena forma de contribuir a ello. Porque como dejó escrito Gabriel Celaya…

 

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.