Oigo, veo y leo a Iker Jiménez desde siempre, que yo recuerde. Con la SER me dormía con tras escuchar los misterios paranormales que nos desgranaba junto a su equipo. Leí los libros que publicó sobre diferentes casos como Belmez, Belchite y algunos más. Luego le seguí en su trayectoria televisiva y por supuesto también en las redes y youtube. Se puede decir soy un fan. Y no lo escondo, pese a que no sea moderno, ni cultureta ni progre reconocerlo. Y lo sigo siendo pese a la campaña de acoso con que algunos medios oficiosos y sus periodistas caniches han lanzado contra el, por su actuación en el drama valenciano. Ya le insultaban cuando desde la pandemia, expuso muchas dudas, quejas y verdades, en su otra faceta como periodista: el que da voz a los que quieren contar libremente sus opiniones. El tiempo le ha dado en muchas cosas la razón, igual que ha metido la pata algunas veces pero eso no motivo para que los finolis de lo políticamente correcto a sueldo de medios también propiedad de las grandes corporaciones y al servicio de los partidos de turno –del turnismo entre liberales de «izquierda» o «derechas»– enciendan la hoguera en la plaza pública de la progresía para tirar a Iker, a Carmen y a todos los periodistas y colaboradores de sus programas por fachas, fascistas, propagandistas de bulos, inmorales y todos los adjetivos descalificativos que les permitan sus códigos de poco estilo. Lamentable.
Cierto es que algunos de los participantes de sus programas, especialmente Horizonte, dejan mucho que desear en mi opinión en cuanto a rigor o a los argumentos que desgranan, pero es que de eso se trata, de dar voz a gente diversa para hablar de temas que o no se tratan en otros formatos o si se hace son cubiertos con un coro líneal de voces del equipo de opinión sincronizada del poder. Y claro que Iker es poderoso. Y lo es, porque tiene el seguimiento y genera interés de millones de personas, que como yo, decidimos libremente que ver, que oir y que pensar. Le guste o no, en este caso, a la izquierda censora que con medios como La Sexta –manda huevos que sea precisamente esta cadena de información basura la que ejerza de Torquemada principal– hacen listas de buenos y malos y piden que solo nos informemos a través de ellos. Precisamente de ellos.
En el caso del drama sufrido por nuestros compatriotas en Valencia les duele e irrita mucho eso de que El pueblo salva al pueblo, porque con la respuesta cívica de solidaridad ha despertado un malestar general y no controlado con una clase política inepta, ombliguista y derrochadora de recursos que en los momentos graves nos deja abandonados. En Valencia, como en el COVID o en la crisis financiera del 2011 se le han visto otra vez las costuras al régimen del 78 y han mostrado que hay el germen de un pueblo patriota y solidario que arrima el hombro y se rasca el bolsillo mientras otros hacen cálculos políticos y control del relato. Y ahí viene el problema con Iker, que ha dado voz a esa España crítica y respondona. Y ya solo por eso, por dejar que se oigan más voces aunque puedan no gustarme algunas, yo voy con Iker.
Posdata: Te pueden gustar mucho, algo, poco o nada los programas que hace Iker Jiménez. Te pueden dar grima sus colaboradores o el enfoque que dan a los temas que tratan. Pero quien coño/cojones – por ser inclusivo – te crees que eres para decidir que se puede ver o no, que se puede pensar o no, que se puede decir o no. Sois patéticos y la verdadera causa por la que los bulos son tan creibles: tanto mentirnos, manipularnos y tomarnos por idiotas nos ha debido dejar las defensas bajas.
Adjunto video publicado por el propio Iker sobre la cronología del tratamiento informativo sobre la DANA en Valencia.