Una lección de ética periodística de primer nivel

…es lo que ha dado el diario ABC al publicar en portada –gracias– una investigación exclusiva sobre las corruptelas del ex ministro Álvarez Cascos. Eso si, el propio director del diario conservador, Julián Quirós, ha tenido que salir al quite denunciando las molestias generadas en parte del Partido Popular y también en algunos lectores por el hecho de que el centenario diario haya destapado otra golfada de un servidor de lo público. Pero esto, que ahora han jaleado desde la orilla izquierda –patética la ministra Belarra en redes manipulando la portada para juntar a Feijòo con Cascos – es extensible a los forofos de todo tipo. Las vergüenzas propias – y de los próximos – son recibidas con un gesto amargo y un ¡y tú más! que dice muy poco de la decencia moral media. Corrupciones económicas y políticas las hay de todo tipo y color formando parte de un déficit ético demasiado extendido en nuestras sociedades. El que roba los folios en su oficina, intenta llevarse un regalito en navidad de un proveedor o enchufa al sobrino vago en la sucursal del pueblo, tiene una predisposición natural a ser un grave problema para el contribuyente el día que la vida le lleva a ser concejal de asuntos intrascendentes en su pueblo o cuando por su guapura y verbo fluido de ligón – o ligona, no se me vaya a enfadar doña Irene Montero – logra una dirección general o un ministerio de cualquier área.
Cuando me tocó ser unas temporadas alcalde – ya ni me acuerdo de cuanto ha pasado – siempre repetía una máxima a la gente que trabajaba a mi alrededor: si yo no robo, aquí no roba ni Dios. Y cuando tuve la sensación – sin pruebas pero con pálpitos – de que algún espabilado no había entendido el mensaje, le puse un cordón sanitario alejándolo de los recursos públicos. El problema es que para frenar la corrupción pública y privada habría que hacernos, no un cordón sino una zanja a millones de españoles. Porque para que Álvarez Cascos robe – y los de los ERES, la Púnica, Gurtel o… – hace falta un político corrupto, un funcionario ladrón y un empresario sinvergüenza, pero además millones de españoles que no lo rechazan del todo y que, en el fondo, consideran un vividor o un «aguililla» al que teniendo oportunidad de hacerlo, se aprovecha. Siempre si es de tu bandada claro. Demasiada gente sin moral confabulada para que esto tenga remedio.
Aún así es una buena noticia que un medio haga lo que ABC ha hecho: no tapar la suciedad, ni de propios ni ajenos. Hasta que deje ser noticia que un diario de izquierdas o derechas denuncie a los suyos sin medir si hay elecciones a la vuelta de la esquina. Ojalá.