Me reitero, lo se. Pero es que la torpeza congénita del centro derecha es la única forma de entender como un tipo con el nivel de Pedro Sánchez (tan bajo en el nivel mínimo de ideas propias exigibles como alto en la falta de escrúpulos y ética) sea Presidente del Gobierno y no parezca que tenga visos de que esto pueda cambiar en tiempos venideros. Y no me vale la excusa de que (Sánchez) está dispuesto a pactar con cualquiera con tal de mantenerse en el poder, porque es la inutilidad de la oposición por ser una alternativa real y creible la que permite que, aunque sea por los pelos, al PSOE le salgan los números para seguir en el gobierno y especialmente en el poder.

La última torpeza de los liberal-conservadores o centristas con complejos del PP, recuerda mucho a las últimas semanas de la campaña electoral de las generales donde tiró por la borda, metiendo la pata en todos los charcos posibles, la posibilidad de sumar los diputados suficientes y gobernar. Ahora, a una semana de las gallegas, parecen querer repetir la jugada y hacen unas declaraciones (off de record, o sea para que lo publiquen todos los medios) donde regalan al gobierno el relato de que Feijóo y el PP son tan poco fiables como ellos. Decir que es posible un indulto con condiciones a los golpistas catalanes es una opción, pero totalmente incronguente con todo lo dicho hasta ahora, en fondo y forma. Y hacerlo público, ante el miedo a que se filtren grabaciones de que eso se ha dicho en privado directamente a los afectados, pues de nota.

La derecha mayoritaria (el PP) lleva años siendo un despropósito. Desde la ausencia de autocrítica y propósito de enmienda ante dos decadas de corrupción sistémica en el poder territorial del partido, hasta la incapacidad de entender que su mezcla de «derecha deloitte» y partido del régimen ligeramente progre, les hace insuficientes tanto para un sector conservador con ganas de «más marcha» como para socialdemócratas moderados cansados de los giros peligrosos del PSOE. De ahí que no lleguen a la mayoría y lo tengan dificil en el futuro: su medio cordón sanitario a VOX con el que luego pactan en algunos lados, ahonda aún más ese problema. No es único de España, en toda Europa la derecha clásica no está sabiendo como relacionarse con las nuevas derechas conservadoras que ha roto los marcos habituales de debate e ideas e incluso pescan sin complejos en la izquierda y/o sectores desencantados del propio sistema. Tampoco ayuda, es verdad, que VOX tampoco haya decidido aún si quiere ser niño o niña. Si aspira a ser el hermano pequeño rebelde del PP u otra cosa más ambiciosa en la linea nacional-popular de otras formaciones europeas. 

Está claro que no es fácil la situación y mucho menos el remedio. Pero este quiero y no puedo del PP (en tantos temas o en su propio funcionamiento) se está mostrando como la mejor arma del sanchismo para apalancarse en el poder. La muchas veces pedida y abandonada refundación de la derecha clásica, al estilo de lo que hizo AP en los primeros 80 y luego el PP en los 90, para intentar aunar las nuevas y viejas familias, podría ser una opción. Sin garantías de éxito, está claro. Pero dudo que se vaya a dar, porque al igual que pasa con el PSOE y el resto de partidos sistémicos (Sumar, nacionalistas…) mientras mantenga miles de puestos de trabajo que dependen de lo que ya hay ¿para qué aventurarse a intentar algo nuevo? Y es que en la oposición, si hay buenos sueldos, el frio se nota menos.

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