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¡Paguen a licenciados en historia por favor!

 Esto es un ruego que les hago a los productores de las 2000 series de tv que las diferentes plataformas meten en nuestros hogares cada mes.

Antes – aquí hago un ejercicio de nostalgia – en el cine y en la tv se mostraba un mínimo de interés de rigor histórico. O eso parecía, porque patadas a la historia las hemos visto siempre. Aunque lo habitual era que se basaran en una excesiva licencia de ficción en las tramas y no en los detalles, en las fechas o en los propios contextos. El modificar de forma grosera la historia reciente en aras de un intento de adoctrinamiento es feo, pero hacerlo por desidia e incapacidad es cutre.

Ayer comentaba en redes que en la serie de Netflix que adapta la novela de Almudena Grandes –que ya en si misma no era un dechado de virtudes en lo del rigor tanto en sus novelas como en sus columnas, pero en su caso no por incapacidad sino por militancia política – «Los pacientes del doctor García«, tenía bastantes «errores» de ambientación. Y no me refiero a que sea una versión de parte, con malos muy malos por un lado y angelicales por el otro, que de eso ya paso, sino que ni siquiera se han currado el poner las cosas en su contexto. Cosas como uniformar a los falangistas de Salamanca en noviembre de 1936 con la gorra del requeté que no formó parte de su uniforme hasta el Decreto de Unificación de abril de 1937 podía haberse evitado con que los adaptadores del guión hubieran leido un poco. Solo un poco. Y así, unos cuantos más, referidos a las conexiones nazis en España y Argentina… de fechas, nombres o al papel de Negrín en el exilio. Pero lo más innecesario de todo lo he visto en el último capítulo donde, será porque ya me pilló cansado, me pareció lamentable montar una manifestación en el Madrid de la dictadura en 1968 donde los estudiantes llevan montones de bonitas banderas republicanas. ¿Alguién se puede imaginar lo que hubiera durado un paseante con bandera republicana por la calle, enarbolada o no, antes de ser detenido? Pues eso. Le hubieran caido palos al salir a la calle y a comisaría. 

Ya se que es pedir mucho. Que el entretenimiento de masas se hace para eso, entretener y de paso hacer caja, pero un poquito de intento de no vulgarizar aún más el cada vez menor nivel cultural de la población, en general y en lo histórico más, no vendría mal. Contraten a un historiador por favor, o al menos a alguien que haya leído dos o tres libros sobre el tema a tratar. ¿No es pedir mucho, no? ¿O si?