LUGARES
Père Lachaise
Ruta por las ciudades de los muertos (1)
Óscar Cerezal.- La mirada disidente
“Porque los veloces dragones de la noche hienden vertiginosamente las nubes, y brilla lejos el heraldo de la Aurora; a cuya proximidad los espíritus, errabundos de acá para allá, se refugian en tropel en los cementerios.”
William Shakespeare
Historias trágicas como la de la primera persona enterrada en él, una niña de 5 años llamada Adelaide Paillard de Vileneuve, el 21 de mayo de 1804. Está en el sector 42. Aún hay muchas personas que depositan flores donde estuvo su tumba. O la del joven periodista Víctor Noir, de 21 años, hecho fusilar por un primo de Napoleón III, convertido en símbolo de la represión imperial contra las libertades públicas. El escultor Jules Dalou hizo una escultura para su tumba en la que destaca la robustez de sus atributos. Dice la tradición dice que si se toca en ese punto, las mujeres infértiles dejarán de serlo. Recibe tantas visitas que esa zona está completamente desgastada.
Realmente no puedo decir cual es mi espacio favorito dentro del cementerio porque cada vez que lo visito no solo descubro algo nuevo sino que siento una sensación distinta y lo disfruto como si fuera la primera vez que cruzo sus puertas. Pero si tengo que decir donde no me canso de acudir es al Muro de los Federados donde durante la revolución comunera de París resistieron los últimos combatientes. Y allí los soldados absolutistas que aplastaron la revuelta popular -pero solo por un tiempo- fusilaron a todos los prisioneros frente a un muro que desde entonces se llama Muro de los federados o Muro de los Comuneros.
El Muro de los Federados sigue siendo un símbolo de emancipación y de libertad en la memoria militante, donde aún de forma permanente se rinden homenajes a los caidos siendo uno de los símbolos de la resistencia de una ciudad que logró ser autónoma con un sueño de pan y justicia para sus ciudadanos. De ahí que frente a este muro desde comunistas, demócratas radicales, republicanos, anarcosindicalistas o nacionalrevolucionarios tengán un punto –tal vez solo uno– de encuentro.