Pandemias de cine / tv
Óscar Cerezal Orellana.-
El mundo del cine siempre ha tenido en las ecatombes o profecías chungas una buena fuente de inspiración. El género de grandes accidentes que se inauguró en los 60 y 70 con aviones estrellados o barcos hundidos, en los 90 tuvo continuación con la llegada de las catástrofes climatológicas o espaciales y luego ya aparecieron las pandemias. Filmes como Estallido, de la que se ha escrito mucho estos años por la posible similitud de guionistas imaginando fugas mortales de virus de laboratorio o Guerra Mundial Z, que lideró la llegada de nuevas sagas llenas de destrucción humana tras olas de zombies forjados artificalmente en otros laboratorios militares poco seguros. Cuantas preguntas sobre lo vivido estos dos últimos años, ¿verdad? Pues nos quedaremos con las ganas de escuchar las respuestas…
Durante la pandemia COVID19 no podía perderse la oportunidad y llegaron algunos nuevos ejemplos de películas y series que a través de las plataformas televisivas dejaron nuevas historias relacionadas de una manera u otra con lo que estábamos viviendo.
Desde un punto de vista apocalíptico Years and Year – mostrando otras realidades fruto de la inmigración y la crisis económica – o la serie francesa Colapso, nos dieron una visión de un mundo en crisis, roto y con un futuro cuanto menos poco prometedor. La intranquilidad e incertidumbre que sentíamos viendo morir miles de seres humanos cada día por un virus que no sabíamos de donde venía y mucho menos como se afrontaba, se vieron reforzadas por ficciones donde el final feliz no se veía ni de lejos. Claro está que las incompetencias varias de los gobernantes, llenas de mentiras y frases rimbombantes sobre “lo mejores que íbamos a salir de esta como sociedad” no nos acompañaban para contrarrestar el miedo a lo que nos venía encima, no solo desde el punto de vista sanitario sino también económico. Las peores profecías de las producciones hollywoodienses se veían sobrepasadas, con el agravante de que allí estaban Brad Pitt, Dustin Hoffman o Kevin Costner para salvar al mundo mientras que nosotros estábamos en manos de unos vendedores calvos de crecepelo. Más o menos nos sentimos muchas veces como si nuestra vida estuviera en manos de un Nicolas Cage con cara de pasmado –valga la redundancia-. Poca credibilidad y confianza la verdad.
Claro está que entre aplausos en los balcones y canciones del Dúo Dinámico no tardaron en llegar las películas del lado amable humano que al menos te permitían sonreír y entre tanto drama empatizar con el pensamiento de que aún en el sufrimiento la vida continúa adelante, para quien no la pierda, y es posible sacar bellas historias del día a día, entre mascarillas y gel.
Dos ejemplos de esta versión más piruleta de la pandemia cinematográfica me parecen destacadas. Una española, protagonizada por Paco León y Leonor Waitling titulada Besos en el aire nos trajo una historia de amor típica de chico ama chica que no le hace caso pero que al final cede a sus encantos, entre personajes vestidos de azul hospital y sobrevolando los pasillos llenos de camillas de las peores olas de la pandemia. Nada deslumbrante en su idea ni en su ejecución pero si bastante gratificante para compensar después del telediario. Además de que los protagonistas, por guapa ella y simpático el, acompañaban – al infierno del heteropatriarcado que voy -. Y otra película francesa llegó a las plataformas de televisión, en este caso más costumbrista y cotidiana, de nombre Calle de la Humanidad 8 y ambientada en una peculiar corrala parisina que vive el confinamiento desde el absurdo de una vecindad excéntrica y estereotipada pero que hace florecer buenos sentimientos de donde parecía no había nada. Debo reconocer que el cine francés me gusta mucho en su tipología más densa y profunda… y sus comedias absurdas pues también. Como el italiano. Vicios que tiene uno.
Lo que espero – desde una esperanza política pero también de friki del cine – es que pronto, de esta crisis sanitaria y de civilización que estamos viviendo, donde además de perder millones de vidas humanas hemos comprobado que nuestra sociedad tiene las costuras muy flojas, salga una ola de nuevo cine realista donde se denuncie las mentiras del poder, la cesión de soberanía política a instituciones ineficaces y la económica a multinacionales sin escrúpulos y lo vulnerables que somos sin el colchón de nuestra comunidad, nuestro entorno, nuestra familia…
Veremos si estas películas o series, que no necesitarán grandes explosiones o efectos especiales para hacernos creíble una obra de terror que hemos vivido en primera persona, llegan a nuestras pantallas amigas o quedan reservadas para sesiones estrambóticas de cines de VOS. Y es que nunca debemos de olvidar que la peligrosa disidencia de mostrar la verdad y señalar a los culpables, no es bien recibida en horario de máxima audiencia.