La verdad, para que vamos a negarlo, es que me ha parecido una película más que aceptable. Cuando ves en el cartel la cara guapa de Justin Timberlake, siempre salen esos prejuicios de poder encontrarte con un pastiche para el lucimiento de la estrella de turno y sobre todo, para que las fans lo consuman. En este caso, erré.

La película dirigida por Fisher Stevens, un aceptable actor, director y productor estadounidense, cuenta la historia de Palmer, un ex jugador de fútbol, que tras doce años en prisión vuelve a su casa para intentar retomar su vida. Mientras se adapta a las nuevas realidades, entabla una relación complicada con un niño abandonado, pero la losa de su pasado es demasiado pesada. Una historia de «basura blanca«, esa clase obrera norteamericana que tanto sufre una sociedad injusta y cruel, que demasiadas veces parece oculta en el cine pero de vez en cuando florece con obras como esta.

Justin Timberlake, cantante y bailarín que ha ido poco a poco rompiendo con esa imagen de estrella del corazón surgida del pop (comenzó como niño Disney y luego integrante de la «boy band» N´Sync), para labrarse de forma complementaria una decente carrera en el cine, tiene una muy aceptable interpretación de un personaje adusto, desconfiado y sin futuro, que es capaz de abrirse poco a poco camino. Los papeles de sus compañeros de reparto con Ryder Allen como el niño Sam, Alisha Wainwright como Maggie Hayes, la veterana June Squibb como Vivian Palmer y mi siempre adorable Juno Temple, con un cambio drástico de registro como Shelly, mantienen creible una historia que en otros casos podría hacer aguas por la vía de la sensiblería o de un ritmo de telefilme de sobremesa de Antena 3, pero que en este caso compone una costumbrista historia de esa América real que existe entre las dos costas.

El guión de Cheryl Guerriero resulta solido, coherente y está rodado con una fotografía que te permite meterte de lleno en la historia que narra.

En resumen, una película que me ha emocionado y que les recomiendo. No pierden tiempo si le dan una oportunidad. Se lo prometo.

Óscar C.