CULTURAS

GreenDay y los 30 años de Dookie

Cuando el punk saltó de las casas okupas a los grandes estadios.

David Morán.-ABC

 

La banda reedita su disco más popular con dos directos de altura de 1994: el de Woodstock y el de la sala Garatge de Barcelona.

 

5 de junio de 1994. Sala Garatge, Barcelona.Billie Joe Armstrong se acerca al micrófono, media entre un par de tipos que andan a la greña, y anuncia con impostada solemnidad lo que está a punto de ocurrir. «Esta canción es de nuestro álbum ‘Dookie’», dice. «’Dookie’ es mierda. Shiiiitt», añade chistoso segundos antes de cambiar de marcha y pisar a fondo. «No te conozco pero creo que te odio», canta el californiano, guitarra casi por las rodillas y tinte amarillo pollo en la cocorota, mientras el bajista Mike Dirnt y el batería Tré Cool se suman a la estampida. Acto seguido caen ‘Longview’, con su bajo saltarín y su estribillo hecho de brincos y puños en alto; y ‘Burnout’, oda al hastío generacional de pulso ‘ramoniano’. Juego, set y partido. Tres estrenos y otros tantos triunfos.

Porque a esas alturas, cuatro meses después de llegar a las tiendas, ya ha quedado claro que el tercer disco de Green Day, el primero que graban con una multinacional, va a ser todo un éxito. Un disco de récord -veinte millones de copias vendidas y subiendo- que convertirá a los de Berkeley en nuevos abanderados del punk de masas. «Era una locura», recordaba hace unos años Dirnt al evocar el arranque de su década prodigiosa. «Había locales que acababan cerrando porque se presentaban 2.000 personas a una sala con capacidad para 500», relataba.

Locales como, pongamos, la sala Garatge, templo del punk y el hardcore barcelonés en el que cerca de 800 personas asisten ese 5 de junio a un momento histórico: el último concierto (de pago; el ‘básico’ en Bikini para Los 40 no cuenta) de Green Day en la ciudad en una sala de tamaño más o menos manejable. Eso, claro, aún no se sabía, pero algo podía intuirse entre chispeantes versiones de Operation Ivy, risas a costa de ‘Master Of Puppets’ y ‘Eye Of The Tiger’ y una velocidad como de plusmarquista dopado. ‘Basket Case’ suena fresca, fresquísima. Normal. Las emisoras de medio mundo aún no la han calcinado de tanto radiarla ni la MTV ha entrado en bucle emitiendo el videoclip hora sí hora también. Pero todo llegará.

Ateneo Libertario

 

Así que adiós a los centros cívicos, a los cuchitriles en Alemania y a los locales diminutos de Newport. Un año antes, en abril de 1993, el trío californiano presentaba su segundo disco en una casa okupa de Villarreal, el Ateneu Llibertari La Kanya; pocos meses después, en diciembre de 1994, hacía cima en el Madison Square Garden de Nueva York mientras Billy Joe Armstrong tocaba ‘She’ vestido únicamente con su guitarra.

Entre medio, otro de esos momentos que determinan carreras y multiplican las expectativas: la actuación en el mustio Woodstock de 1994. Venían los californianos de recoger un disco de oro tras vender las primeras 500.000 copias de ‘Dookie’ y, aunque el concierto acabó en fenomenal jarana, lluvia de barro y dientes rotos incluidos, salieron de ahí a hombros, convertidos en nuevos héroes generacionales.

Normal que, a la hora de celebrar el 30 aniversario de ‘Dookie’, la banda haya decidido incluir en la reedición que se publicará el 29 de septiembre la grabación íntegra de aquella actuación. La sorpresa es que, además del concierto de Woodstock y de un generoso despliegue de maquetas y descartes, Green Day rescata también el concierto, hasta ahora inédito, de 1994 en Barcelona. Una suerte de antes y después, de los sudores de la sala Garatge al lodazal de Woodstock, que retrata al trío en pleno vuelo ascendente. En el horizonte esperan los macrofestivales y las giras mastodónticas.

De aquella noche barcelonesa, es cierto, circulan versiones piratas más o menos decentes, pero la grabación oficial llevaba tres décadas bajo llave. En 1994, Xavier Cervantes, hoy jefe de Cultura del diario ‘Ara’, entrevistó al grupo para la revista ‘Factory’ justo antes del concierto y anticipó sin saberlo lo que ha tardado tres décadas en hacerse realidad. «Frente al Garatge descansa El Camión, un descomunal equipo móvil de grabación. Dentro, Billie Joe, Mike Dirnt y Tré Cool se apretujan en un sofá», escribe el periodista justo antes de preguntarles si van a grabar el concierto y por qué. La respuesta, afirmativa, la desarrolla Tré Cool. «Porque no nos dejaron grabarlo en Madrid y porque aquí hay sitio para aparcar delante del local». «Nos gusta grabar los conciertos para luego oírlos», añade Mike Dirnt.

Cosas de la vida y de la reordenación urbanística, con el cambio de década Green Day abrazarían a los Kinks primero y la ópera-punk después y la sala Garatge, escenario que vio debutar en Barcelona a Rammstein, Offspring, Elliot Smith y The Hives desapareció del mapa: en febrero de 2002 bajó la persiana y poco después el edificio fue derruido para dejar paso a un bloque acristalado de oficinas. Ese mismo año, Green Day se comían Estados Unidos a bocados en una gira junto a Blink 182 y Jimmy Eat World y rumiaban lo que sería su siguiente bombazo: ‘American Idiot’, disco que presentaron ya a lo grande, en el Pabellón Olímpico de Badalona