El juramento constitucional de la princesa Leonor nos pone en un dilema a muchos republicanos. Bueno, no se si a muchos pero a mi si. Creo que la República es la mejor forma de gobierno para una sociedad democrática. Pero, siempre tengo un pero, no todas las repúblicas ni en todos los momentos. Mi modelo ideal republicano de jefatura de Estado se basa en un sistema presidencialista de elección directa con una sola circunscripción electoral. Es decir, que mi República sería al estilo francés, con un presidente ejecutivo que formara un gobierno que buscara el respaldo del legislativo. ¿Es viable esto en España? Lo dudo. En los paises donde la República puede funcionar son aquellos donde no se cuestionan permanentemente su propia existencia y por tanto, un elección periódica de la jefatura del Estado no significaría poner en brete no solo la estabilidad social sino su propia realidad. Aquí y ahora, con fuerzas politicas separatistas y otras encantadas de que lo sean, sería de nuevo causa de confrontación entre ciudadanos. Y experiencia histórica tenemos en esto.

La Monarquía es garante de continuidad y de una relativa estabilidad (corruptelas y escándalos del corazón mediante) por su propia concepción anacrónica. De ahí lo del brete. Muchos, o algunos, republicanos creemos que es mejor la actualidad Monarquía Constitucional que experimentos gaseosos de repúblicas modelo Ikea, montables y desmontables con una llave «allen«.

Si hay algo que me duele en todo este asunto es el permanente anclaje de ciertos republicanos, la mayoría me temo, en la idealización de la II República como ejemplo, lo que ya es malo, pero aún peor es que las tengan como destino, lo que me demuestra que no ansían un campo de modelo para avanzar y democratizar la sociedad sino que lo usan como un arma (nunca mejor dicho) de confrontación contra el enemigo. Porque de eso se trata, de imponer un modelo divisivo en la formulación territorial, en la organización del Estado y en la sociedad. Una república confederal de izquierdas (y por tanto ajena a la mitad al menos de la sociedad) conformada por estados independientes, unidos mientras haya que pagarles la cuenta a algunos territorios. Ese es más o menos el modelo de gran parte de la izquierda hoy. Nada jacobina a diferencia de su añorada segunda república. En esto también les gusta el modelo sueco, porque se puede construir con módulos intercambiables al gusto.

Hoy la princesa Leonor ha jurado la Constitución que limita sus poderes y los supedita a los de las Cortes Generales. Un acto muy republicano. Aunque lo verdaderamente republicano sería que los que de verdad creemos que el transito a ese modelo es beneficioso para España y los españoles, nos pongamos de verdad a debatir el como, cuando y para qué. Y mientras los que quieren el caos y la disolución de nuestros lazos comunes capitalicen ese espacio pues yo seguiré estando, tranquilo y sin aspavientos, bastante cómodo con la Monarquía. Conviviendo con mis contradicciones. Si, pero poco.

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